ERMITA MEDIEVAL DE NUESTRA SEÑORA DE LUCIANA Y SU RETABLO RENACENTISTA (SIGLO XVI).
Se localiza a unos 800 m. del núcleo urbano, sobre una villa romana emplazada a la vera del antiguo Camino Real de Levante a Andalucía. Posiblemente el topónimo local tenga que ver con el fundador de ésta, Lucius.
Sabemos que a finales del siglo XV el Conde de Osorno intervino fuertemente sobre el edificio, reedificándolo y marcando, por tanto, el inicio de la configuración actual de la ermita.
En el siglo XVI las Relaciones Topográficas hacen eco la importancia del culto, siendo lugar de veneración en los lugares comarcanos. Ruiz González del Corral, maestro, emprendió en este siglo una fuerte reforma en el templo que dio por resultado un edificio de planta rectangular, abovedado con crucería. En una reforma posterior, en este mismo siglo, en el cuerpo principal se levantaron varias filas de arcos diafragma apuntados, descansando sobre ellos una cubierta de madera.
La puerta principal se abre bajo un arco de medio punto construido a base de dovelas y jambas de sillares, enmarcándose el conjunto por un alfiz quebrado. En este momento la ermita ya contaba con su portal y con las estancias para el santero. A este momento pertenece el retablo, de tradición tardomedieval, que sigue la tradición de maestros como Juan de Borgoña y Pedro de Berruguete, en los que ya se aprecian influencias renacentistas. Iconográficamente, el retablo representa temas hagiográficos que se desarrollan bajo pequeños esbozos de paisajes.
Recientemente, ante el creciente estado de deterioro, este retablo renacentista fue restaurado por la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid.
Excavaciones arqueológicas descubrieron junto al acceso principal una cripta y diversos enterramientos.
Sabemos que a finales del siglo XV el Conde de Osorno intervino fuertemente sobre el edificio, reedificándolo y marcando, por tanto, el inicio de la configuración actual de la ermita.
En el siglo XVI las Relaciones Topográficas hacen eco la importancia del culto, siendo lugar de veneración en los lugares comarcanos. Ruiz González del Corral, maestro, emprendió en este siglo una fuerte reforma en el templo que dio por resultado un edificio de planta rectangular, abovedado con crucería. En una reforma posterior, en este mismo siglo, en el cuerpo principal se levantaron varias filas de arcos diafragma apuntados, descansando sobre ellos una cubierta de madera.
La puerta principal se abre bajo un arco de medio punto construido a base de dovelas y jambas de sillares, enmarcándose el conjunto por un alfiz quebrado. En este momento la ermita ya contaba con su portal y con las estancias para el santero. A este momento pertenece el retablo, de tradición tardomedieval, que sigue la tradición de maestros como Juan de Borgoña y Pedro de Berruguete, en los que ya se aprecian influencias renacentistas. Iconográficamente, el retablo representa temas hagiográficos que se desarrollan bajo pequeños esbozos de paisajes.
Recientemente, ante el creciente estado de deterioro, este retablo renacentista fue restaurado por la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid.
Excavaciones arqueológicas descubrieron junto al acceso principal una cripta y diversos enterramientos.